Hardipativad
 

Los nombres de los autómatas no nos dicen nada, ni su procedencia ni su significado. No son los nombres lamarianos, prácticos y breves. No son los nombres largos y musicales de Gambia. Tampoco los aristocráticos, provenientes del Continente Sur, tan usuales en Senes y Beatris. Algunos dicen que cuando un autómata es creado, su primera palabra es su propio nombre y que éste proviene del aiko, de su naturaleza secreta. No hay dos autómatas que tengan nombres similares y algunos son impronunciables. Algunos, al servicio de casas o del gobierno de Senes o Beatris, se cambian el nombre por uno más tradicional. Hardipativad nunca lo haría. Es uno de esos autómatas viejos, a los que se les escucha ya la herrumbre en la respiración, que cree en las viejas tradiciones autómatas. Tiene un temperamento calmado, de antiguo sabio, y es muy difícil saber qué piensa detrás de esos ojos de profunda luz carmín.

            No se sabe cuántos años tiene Hardy –como le llaman todos–, pero desde hace mucho tiempo está involucrado en la política del continente y suele vérsele en sitios en donde se ha detectado la presencia de movimientos aislacionistas.. Hardy se opone a la construcción del tren al continente sur y, sin decirlo abiertamente, organiza a los autómatas de Senes para que abandonen sus trabajos y regresen a Gambia, en donde alguna vez existió un país de seres artificiales, una utopía mecánica en donde no existía la servidumbre ni la injusticia. Hardy es fiel seguidor de esos ideales anacrónicos y está dispuesto a dar la vida por ellos. Mientras eso ocurre, recorre Circa como un comerciante especializado en objetos de gran demanda en sitios turísticos, como ventiladores de vapor o sillas reclinables.

            Desde hace tiempo observa a los jóvenes cartógrafos que son asignados a las provincias de Beatris o de Senes. Sólo uno de ellos, con la suficiente audacia, podría conducir el destino del continente hacia la salvación, pues Hardy sabe que se ha cumplido el ciclo de los kaínes y que ha llegado el momento de reorganizar la tierra continental. De sus observaciones y de su capacidad para encontrar un aliado humano, depende que esa reorganización sea o no catastrófica para Circa.